Premio Letras de Sinaloa 2015 | Feria del Libro Los Mochis 2015

Por la solidez de su obra, su trayectoria intelectual, la diversidad de caminos literarios que ha recorrido y por su luminosa vocación docente, trabajo que lo convierte en un referente de las letras mexicanas de los últimos años, Hugo Hiriat recibió esta noche el Premio Nacional Letras de Sinaloa 2015, en el marco de la Feria del Libro Los Mochis 2015.

El premio que consta de una medalla de oro conmemorativa de la edición 2015, y 150 mil pesos en efectivo, fue entregado de manos de María Luisa Miranda Monrreal, directora general del Instituto Sinaloense de Cultura, acompañada de Claudia Bañuelos Wong, directora del Instituto Municipal de Arte y Cultura; Élmer Mendoza, director de Literatura del ISIC y José Armando Infante, coordinador general de la Feria del Libro Los Mochis 2015.

En su discurso, María Luisa Miranda dijo que la entrega del Premio Nacional Letras de Sinaloa es uno de los momentos más emotivos de nuestra feria. “Con este premio, el gobierno de Sinaloa reconoce el trabajo de un creador mexicano que nos ha dado una obra importante para la cultura nacional. Una obra imprescindible, y esta noche para el gobierno de Mario López Valdez, es un honor distinguir al maestro Hugo Hiriart, que por lo que sabemos, es un hombre que piensa e imagina como el que más. Es un creador que no le teme a nada”, agregó.
Agregó que Hugo Hiriart es un hombre de cine, dramaturgo, novelista, ensayista y, seguramente, algunas cosas más.

“Nuestro gobierno se congratula de premiar a alguien que está tan cerca de sus lectores, porque esta es una feria donde se privilegia la lectura”
La bienvenida corrió a cargo de Claudia Bañuelos Wong, quien expresó su más extensa felicitación y agradecimiento por estar esta noche visitando nuestro amado estado para recibir este distinguido Premio Letras de Sinaloa.

“Don Hugo, en Sinaloa también valoramos la cultura. En Sinaloa nos importa la literatura, creemos en el poder de la palabra y en la fuerza de sus frutos. El hecho de estar aquí, en esta entrega tan importante para usted y para nosotros, representa el interés de todos los sinaloense por su trabajo y por el trabajo de todos, quienes dedican su vida al pensamiento creativo, a la reflexión, al estudio que hacen los hombres de una de las obras más sublimes de la humanidad, como lo es la literatura”, externó.

Aseguró que la obra de Hugo Hiriart ha sido plenamente valorada por sus lectores: “hablan de esa aceptación, no  los numerosos reconocimientos que ha recibido a lo largo de toda su vida, sino las palabras que sus amigos expresan sobre ella y sobre su persona. Sirva como ejemplo el gran discurso de don Diego Valadés al aceptar su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, que sería imposible reproducir aquí, pero que entre otras cosas asevera: Don Hugo Hiriart, no sólo escribe literatura, es literatura”, concluyó.

“Nada es firme ni seguro para el escritor, nadie podrá asegurarle que se leerá para siempre”
- Hugo Hiriart

Por su parte el laureado escritor, a pesar de que comentó que no le agradan los discursos, compartió con la concurrencia que el recibir este premio es una buena señal, es saber que no estamos solos, alguien nos sigue.

“Voy a empezar hablando de un condena que tienen los escritores, nadie escribe como quiere, se escribe como buenamente se va pudiendo, el escritor trabaja en la oscuridad, no está seguro de nada, si tienen mérito y calidad sus escritos, el escritor no lo sabe y no lo sabrá nunca, porque aunque haya recibido muchas fiestas y reconocimientos en vida, nada garantiza que luego eso se quede. Nada le asegura que en el siglo que viene seguirá siendo leído, hay autores famosísimos que mueren y ya no son leídos”, expresó.

“A veces cree con entusiasmo que sus libros tienen gran calidad, que van a alcanzar fama universal, luego su optimismo se desploma en la desesperación de que en nada han servido sus desvelos, y sus textos son mediocres, convencionales, insípidos o peor que eso, que caen en el mayor de los pecados del arte: aburrir”, aseguró.

El escritor va y viene en la madurez de sus apreciaciones, sin tocar la tierra firme, sin precisar la calidad de sus trabajos, es desesperante, aseguró.

Para finalizar, Hiriart aseguró estar muy contento y lleno de agradecimiento hacia los sinaloenses: “es muy grande la gratitud que me une ahora a ustedes”, culminó.

Como jurados de esta edición del Premio Letras de Sinaloa 2015, fungieron los narradores: Sandra Lorenzano, Mario González Suárez y el poeta y editor, José Ángel Leyva, detalló Élmer Mendoza al leer el dictamen que decidió de manera unánime otorgar al premio a Hugo Hiriart.
Hugo Hiriart es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, estudió filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde fue alumno de personalidades como José Gaos, Luis Villoro, José M. Gallegos Rocafull, Fernando Salmerón, Ramón Xirau y Alejandro Rossi; y estudió pintura en la Escuela de Artes Plásticas La Esmeralda, con diferentes maestros.

Su novela Galaor (1972) le valió el premio Xavier Villaurrutia en ese año; es también autor, entre más de veinte obras, de Disertación sobre las telarañas (1980), Cuadernos de Gofa (1981), La destrucción de todas las cosas (1992) y Ámbar, novela cinematográfica (1990). Escribió El último Dodo (1983), El vuelo de Apodoloro (1984), La repugnante historia de Clotario Demoniax (2005), La torre del caimán y Rosete se pronuncia (2008). Su notable labor  en el campo del ensayo ha producido Estética de la obsolescencia. El universo de Posada (1982), Vivir y beber (1987), Acerca de la naturaleza de los sueños (1995), Cómo leer y escribir poesía (2003), El arte de perdurar (2010). Ha sido, además, maestro de  literatura y de teatro en la UNAM, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y la Universidad de Harvard; ha dirigido más de una decena de sus obras en más de veinte teatros de México y el mundo, y montado varias muestras con su producción estética.

 Entre las principales distinciones que Hugo Hiriart ha recibido, se cuentan, además del mencionado premio Xavier Villaurrutia, las becas Guggenhein (1983), Woodrow Wilson (1988), el premio de la Asociación Mexicana de Críticos por Ginecomaquia (1980), la beca del Consejo Británico para investigar en Londres un libro sobre la imaginación (1980), el Ariel al mejor guión cinematográfico por Novia que te vea, concedido por la Academia de Ciencia y Artes Cinematográficas, el premio Nacional de Literatura Juan Ruiz de Alarcón (2000) y el premio Nacional de Ciencias y Artes (2009).


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