Tétrica niebla
Madrugada de lunes. 5.30 horas marca el reloj. Son los primeros días de mayo. Los Mochis, la ciudad entera presenta un inmenso banco de niebla. En el trébol de la entrada principal a penas se distinguen las luces de los vehículos. Tomo carretera para dirigirme a Culiacán Rosales. Viajo acompañado por El Pedrite, hermano y compañero de las más recientes batallas. El tanque de gasolina marca medio cuarto, suficiente para llegar a La Pilarica de Ruiz Cortines a recargar.
Tal cual historia de terror, la densa nube de niebla nos acompaña hasta llegar a la gasolinera prevista. Luce oscura, no hay nadie atendiendo. Cambio las luces esperando 
una reacción y no recibo respuesta. Al interior del vehículo, silencio total, sepulcral, incomodo. La cara se descompone un poco, la situación es extraordinaria. 7 años viajando en esa carretera, el espectáculo que estamos presenciando es inusual, incomprensible.
Proseguimos el viaje, le afirmo con seguridad a mi copiloto “En la gasolinera de El Batamote cargamos”. Al llegar al lugar anunciado sucede lo mismo, luce igual a la anterior. Nadie a la vista, sin luces. No puedo creer que no tengan servicio. La angustia emerge cada kilometro que avanzamos porque la aguja nos recuerda que no queda combustible para llegar a Guasave. Lo peor de quedarnos varados es la espesura de la niebla a lo largo de la carretera.
La nube sigue siendo muy densa. La escena se ha vuelto tan tétrica que se me ocurre bromear “Parece que estamos haciendo un viaje al más allá. Vamos a escuchar noticias, tal vez anuncian que estamos volteados y muertos en un accidente en el trébol de Los Mochis y no nos hemos dado cuenta, cómo en la película Sexto Sentido, por eso no nos atienden en las gasolineras”. Las risas mitigan el momento. Batallamos 10 minutos más para cargar combustible. Aliviados por esa pena seguimos nuestro camino. La niebla nos acompañó hasta Culiacán, viaje bastante intenso.
Mi amigo Luis Alberto Díaz, en su noticiero Línea Directa, anuncia que un imprudente, horas antes, asaltó las gasolineras que visitamos esa mañana, motivo por el cual dejaron de brindar servicio hasta realizar el corte. Un ratero y la espesa niebla de mayo provocaron bastante adrenalina y una charra más para contar. La dulce carretera nos permite bromear con la muerte una vez más.
Buzón de Salida. Hay una grieta en mi corazón, un planeta con desilusión… despiértame cuando pase el temblor. Vamos Cerati, la generación que crecimos con tu música te estamos esperando.
Alfredo Chávez Rubio